Ya lo tienes. Por fin tu proyecto es algo más que una idea, se ha transformado en una empresa con servicios y beneficios palpables. Cuando los primeros pasos están dados, empiezan a visualizarse nuevas metas y objetivos. Hoy día, todos estamos familiarizados con la ecología y la sostenibilidad, ¿pero realmente conocemos las ventajas que supone para una empresa el ‘ser verde’? Descubre cómo hacer que tu startup sea más sostenible.
Objetivo: salvar el planeta
‘Ser verde’ es un propósito que cada vez más empresas contemplan entre sus misiones principales. Utilizar materiales reciclados, producir localmente o reducir el consumo de energía todo lo que sea posible son sólo algunas de las medidas que puedes empezar a tomar si quieres formar parte del ecosistema de empresas amigas del medio ambiente.
Lo primero que hay que tener presente es que la decisión de ser sustentables no debe ser sólo un propósito de buena imagen de cara a tu público objetivo y el resto de empresas. Es necesario orientarse a esta intención desde el principio, sólo de esta manera conseguirás una involucración real dentro del proyecto y entre sus clientes.
Y, sobre todo, tener claro que ser sostenible no está reñido con obtener un beneficio económico. ¡Todo lo contrario!
Pero… ¿cómo?
Existen pautas muy sencillas que todos podemos aplicar y, aunque parezcan evidentes, no las tenemos lo suficientemente interiorizadas como para que sean funcionales y eficientes. El primer paso es ahorrar. Todos sabemos que controlar el consumo de agua y luz es bueno para el medio ambiente, ¿pero realmente lo llevamos a cabo?
Unos mensajes motivadores en los espejos de los baños o sobre los enchufes pueden hacer que, consciente o inconscientemente, abramos el grifo sólo por el tiempo y con la potencia necesaria o que desenchufemos el ordenador al finalizar la jornada. Puede parecer obvio pero, ¿lo haces siempre?
Si dentro de tu oficina animas a las personas a caminar, coger menos el ascensor y usar el transporte público, estarás contribuyendo a que el mimo al medio ambiente no acabe en el espacio de trabajo. Por ejemplo, en la puerta de salida a la calle puedes plasmar alguna frase alentadora y facilitar las paradas de metro o autobús más cercanas.
El reciclaje es otro pequeño paso pero elemental si hablamos de sostenibilidad. Un contenedor de papel en las oficinas y otros de plástico, vidrio y pilas en la cocina ayudarán a que los residuos acaben en el lugar que les corresponde.
También puedes motivar a tus empleados con talleres que les enseñen a reciclar de manera correcta. Muchas veces las dudas y el miedo a equivocarnos hacen que desistamos, ¡y el secreto está en el saber!
Si además conseguís reducir entre todos el consumo de papel, ¡de diez! Podéis reforzar vuestro sistema digital e informático y, de paso, dejaréis de tener información confidencial y datos sobre papeles que pueden acabar perdiéndose. También es un buen método para ahorrar espacio, ¿verdad?
Si os gusta la comida sana, ¿qué tal si involucras a todo el equipo y plantáis un huerto? Fomentará el espíritu de comunidad y pasaréis más tiempo juntos. No sólo el entorno, ¡vuestro cuerpo también lo agradecerá!!
Estas pequeñas actividades ya suman mucho, pero nunca hay que dejar de pensar en grande. Seguro que tu empresa encaja con la filosofía de alguna otra dedicada a educación ambiental, moda sostenible, venta de productos reciclados o ecológicos… y podéis organizar algún evento juntos. ¡Todo suma y os podéis convertir en grandes aliados! Y si en esos momentos de networking servís comida y bebidas ecológicas, seréis todo un ejemplo.
Al final lo más importante es tener ganas de llevar a cabo estas acciones, al margen de los beneficios o buena imagen que pueda reportar a la empresa. El ser sostenible será una de las características que definan a tu proyecto y a todos nos gusta formar parte de historias que suman y conciencian.
¡Y esto no es sólo una estrategia de marketing!