¿Cómo será el espacio de trabajo ideal en el futuro de las compañías?

Hablamos con Paula Almansa, co-fundadora de LOOM.

Los movimientos sociodemográficos determinarán el futuro de las empresas ya que los jóvenes de hoy serán un día sus clientes y también sus directivos y fuerza de trabajo. Se están produciendo cambios en valores como:

  • Flexibilidad vs. seguridad en el trabajo, vivienda y posesiones en general. Se valora tener en cada momento aquello que se necesita, sin acumular.
  • Valorar la experiencia, lo que vivimos por encima de lo que tenemos.
  • La libertad de elección. Elegir lo que consumo, la cantidad, el momento y lo que pago, aplicado a todo, desde el coche hasta la serie que veo.
  • Responsabilidad. Elegir conlleva responsabilizarse de los resultados de nuestras decisiones.
  • Impacto: vocación de trascendencia y una mayor conciencia social y medioambiental.
  • Nomadismo geográfico y laboral vinculado a una mayor movilidad y mejora en los sistemas de comunicaciones y transporte.
  • Culturalmente, migramos de modelos “linear-active” según el modelo de Lewis hacia otros más “reactive”, que valoran más lo colectivo sobre lo individual.

 

El espacio de trabajo debería responder a estas necesidades y por eso LOOM propone espacios de trabajo flexible y Space as a Service.

  • Espacio flexible e inspirador. Se paga por el espacio que se utiliza, con la posibilidad de crecer o menguar según las necesidades y circunstancias de cada empresa o proyecto, sin necesidad de tener capacidad ociosa y espacio infrautilizado “por si acaso”. Los espacios deben ser inspiradores y hacernos sentir cómodos y conectados tanto a través de su estética como del uso.
  • Comunidad y concepto de éxito compartido. Espacios que facilitan la interacción entre personas como forma de generar un pensamiento colectivo, trabajo en equipo y éxito compartido. En LOOM creemos que el éxito verdadero se alcanza dando reconocimiento a las personas y organizaciones que nos han apoyado en el camino.
  • Programación y actividades. Respondiendo a las necesidades de las personas se crea una programación estimulante que fomente la sensación de pertenencia.

Además del espacio de trabajo podríamos cuestionarnos otros conceptos tradicionales como los de compañía, empleados o clientes. ¿Y si hablásemos de proyectos en vez de empresas, de equipo en vez de empleados y de usuarios en vez de clientes o inquilinos? Son conceptos más líquidos, inclusivos y dinámicos que quizás respondan mejor a estos cambios.

los nuevos modelos de trabajo flexible

¿Dónde tienen que innovar las compañías respecto al puesto de trabajo?

Hay que centrarse en las personas para maximizar su contribución a equipos y proyectos. ¿Qué hace que una persona sea más productiva? ¿Cómo se minimiza la rotación no deseada?

No se trata solo de dinero sino de innovar prestando atención a todo el ciclo de colaboración de una persona con una empresa. Por ejemplo, buscar talento basándose no solo en títulos sino considerando el encaje en experiencia, personalidad y valores, en expectativas de estilo de vida y cualquier otro factor relevante para la empresa.

Una persona será más productiva cuanto más se sienta parte de la empresa, de la misma forma que todos mostramos más entusiasmo por aquello que nos motiva (familia, hijos, amigos, etc).

¿Cómo puede una empresa conseguir esa sensación de pertenencia en su equipo? Depende de la cultura empresarial que se haya creado, del sector y de muchos factores. Atraemos aquello que se asemeja a lo que somos y lo que proyectamos. Para mí la innovación está en hacer una reflexión acerca de lo que somos y lo que queremos ser como equipo y empresa y trabajar para que coincidan.

Al fin y al cabo, una empresa busca en una persona aquello que no se puede automatizar, robotizar ni sistematizar fácilmente como puede ser el pensamiento crítico o una experiencia amplia que permita tomar decisiones complejas en entornos de incertidumbre. Ahí se llega con la experiencia, permitiendo que cada persona tome decisiones en su ámbito de actuación y conocimiento y fomentando que se responsabilice de los resultados y aprenda para sus decisiones futuras.

¿Qué impacto tendrá la conciliación en el espacio de trabajo dentro de 30 años?

Treinta años es una eternidad y no sé qué tipo de trabajo existirá o cómo se trabajará. Lo que sí creo que es importante desde ya es que cada persona tenga la oportunidad de brillar y poner su talento a disposición de empresas y proyectos.

Nuestra contribución no debería medirse por horas sino por resultados y se debería valorar todo aquello que nos ayude a estar más capacitados para tomar mejores decisiones.

Si concebimos al ser humano como un sistema complejo con infinidad de intereses e inquietudes y entendemos que profundizar en esos intereses es lo que nos hace a cada uno especial, ¿por qué no fomentar que cada persona sea lo más completa posible?

Esto incluye no solo la conciliación familiar sino la conciliación con cualquier interés genuino que alguien tenga. Por ejemplo, es probable que viajar y tener experiencias transformadoras nos haga mejores profesionales que pasar años repitiendo lo mismo de forma mecánica.

Muchas veces se confunde la diversidad de intereses con falta de compromiso cuando no tienen por qué estar correlacionados. La maternidad, viajar, practicar un deporte, cultivar amistades o cualquier otro interés nos completan como personas y, por tanto, como profesionales. Y siempre se puede regresar a los resultados como forma objetiva de medir la contribución de la persona.

¿Hay que pensar en espacios físicos y digitales?

Sí. Creo que son complementarios. Hoy día hacemos muchas tareas de manera digital y podemos relacionarnos sin coincidir físicamente, por ejemplo, gracias a videoconferencias.

Sin embargo, creo que el contacto físico es importante ya que parte de nuestra toma de decisiones se basa en sensaciones. Todos procesamos información de manera visual, auditiva y kinestésica. Las dos primeras funcionan relativamente bien de forma digital pero creo que la tercera todavía requiere cierta presencia física.

En LOOM, además de espacio físico hablamos también de “espacio vital”, refiriéndonos a la experiencia, a todo lo que sucede en un lugar que hace que sea especial más allá de lo físico. Creo que en el debate entre la necesidad de tener presencia física o no, no podemos olvidar lo relevante que es cómo nos sintamos, cómo sea nuestra experiencia, qué aprendizaje estemos recibiendo, si sentimos que podemos contribuir y que nuestra aportación es reconocida, etc.

La importancia de generar una experiencia rica y constructiva para las personas va más allá de la forma. En LOOM lo hacemos a través de la programación y de crear y gestionar la comunidad de loomers tanto presencial como virtual.

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