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El miedo al VUCA* y el flex space como refugio

Reflexiones de Paula Almansa,  cofundadora de LOOM.

El entorno VUCA trae oportunidades para quien se adapte a las nuevas necesidades tanto de los actuales usuarios, como de los que vendrán al flex space. Hablamos también de la gentrificación del coworking.

Este entorno VUCA de volatilidad e incertidumbre extremas genera una preocupante crisis de confianza que condiciona el comportamiento individual y colectivo. No sabemos el alcance de la pandemia actual, los tiempos y procesos o si se repetirá en el futuro. Sentir que todo es impredecible, que los resultados no dependen de nuestras decisiones y que no controlamos nuestro destino causa miedo. 

Con la pérdida de confianza aparecen la aversión al riesgo, el “modo supervivencia” en el gasto individual y de empresas y el impulso a preservar caja: no gastamos porque no tenemos caja o por si la necesitamos a futuro. La profecía se autocumple y el miedo al VUCA genera esa crisis de demanda y de confianza. 

El mundo VUCA traerá una sacudida social y un cambio de paradigma en cómo las personas viven, trabajan, se relacionan entre sí y consigo mismas. Habrá nuevos modelos económicos y sociales, nuevas costumbres que convivirán de manera natural con lo que preservemos y adaptemos de los modelos actuales.

El sector inmobiliario no es una excepción y ha adoptado medidas de control e higiene en entornos laborales más las probables futuras regulaciones relativas a puestos de trabajo: control de temperatura, distancia, densidad, mamparas, etc.

La adaptación más significativa vendrá porque el modelo tradicional de oficina queda obsoleto: la flexibilidad es esencial. Si no podemos anticipar la situación a un mes vista ¿queremos contratos a cinco años?

Pasamos meses diseñando presupuestos y planes que podrían ser inservibles y pocos invertimos en ser flexibles para adaptarnos a escenarios imprevisibles. Igual que algunas corporaciones se han digitalizado a marchas forzadas, el entorno VUCA obliga a un inevitable replanteamiento y migración hacia modelos flexibles y una convergencia hacia el “flex space”. 

Cualquier cliente de oficinas reconocerá lo complicado que es anticipar cuántos empleados tendrá a futuro o si necesitará colaboradores puntuales. Se preguntará si de verdad necesita todos los metros que paga, si necesita un puesto por cada empleado o si puede combinar trabajo presencial con teletrabajo. También si necesita una sede corporativa única para todos los empleados o si puede tener una sede central y espacios satélites. Minimizar desplazamientos para ir a trabajar o a reuniones puede redundar en mayor eficiencia. ¿Y si pudieran trabajar cerca de sus viviendas?

 Imaginemos que cada empleado trabaja en remoto una día por semana. Estaría liberando un 20% de la necesidad de puestos y de espacio. Los arrendamientos pueden suponer una partida elevada en las cuentas de resultados y el flex space puede aliviar esa partida.

Hace tiempo dije que, cuando llegara la siguiente crisis, el flex space podría ser un “refugio” en el sector inmobiliario. Creo que muchas corporaciones y empresas demandarán estas ventajas y los propietarios de oficinas tradicionales adaptarán sus modelos para converger con el flex ahora que ha pivotado hacia el mundo corporativo.

Algunas ventajas de trabajar en espacios flex o de combinar sedes tradicionales con flex son:

  • Flexibilidad. Se paga por lo que usa y se adapta a la necesidad real de tamaño. El espacio y presupuesto se adapta y no hay que invertir en mobiliario, acondicionamiento, tecnología, etc. El operador flex entrega el espacio terminado y se encarga de operarlo.
  • Privacidad a medida. Se puede compartir el espacio o tener espacios privados totalmente personalizados y dedicados, incluso llegando a tener todo un edificio dedicado a una empresa y gestionado a medida.
  • Múltiples bases en distintos espacios flexibles en una o varias ciudades sin necesidad de recorrer kilómetros para ir a una sede central. Se pagan los puestos o las horas que se necesiten en el espacio más conveniente.
  • Los espacios están equipados con la tecnología, diseño y comodidad equivalente a cualquier sede corporativa.
  • Gestión de comunidad y programación para quien esté interesado en relacionarse con otros usuarios y generar sinergias. 

Hay una mayor profesionalización de los espacios de coworking, con algunos grandes operadores pivotando hacia clientes corporativos de cientos de puestos o de edificios completos.

Para responder a las necesidades de clientes cada vez más exigentes migramos a espacios más céntricos, hacemos mayores inversiones y, como consecuencia, los precios son más elevados.

Es la “gentrificación del coworking”, que expulsa del modelo a los usuarios tradicionales de empresas más pequeñas, menos exigentes con la estética, ubicación, últimas tecnologías, etc y con presupuestos menores.

Se abre una oportunidad para operadores que quieran “volver al origen”: a la comunidad, el espacio con buen wifi y un lugar donde poner el portátil sin mayores pretensiones a un mejor precio.

El entorno VUCA trae oportunidades para quien se adapte a las nuevas necesidades tanto de los actuales usuarios como de los que vendrán al flex space. 

* VUCA, acrónimo inglés de “volatility, uncertainty, complexity, ambiguity”, es decir, “volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad”

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