Por Pina de Paz, Cofundadora y CEO de KIMPLE.
Si te encomendaran la tarea de poder enseñar algo nuevo en las escuelas, ¿qué serías? Si un buen día te propusieran dar un ciclo de clases de 5 días a estudiantes de 12 a 16 años sobre una temática libre en qué pensarías primero, ¿En la actitud del estudiante o en lo que realmente le motiva? ¿En que aprendan lo “estándar” o en aquello que le puede aportar valor para su futuro?
Te propongo que reflexionemos acerca del mundo en el siglo XXI en el cual, por cierto, llevamos ya 19 años transitados. Según Friedman estamos viviendo la Globalización 3.0, que a diferencia de las dos anteriores, no está siendo liderada por gobiernos o corporaciones, sino que son individuos conectados a un ordenador los que están cambiando el mundo. Hablamos de tecnología, robótica, Internet of things, blockchain y viajes espaciales, pero también de movilización e integración social, de Me2, de la era de los servicios vs los productos, del fin del carbono, del surgimiento de múltiples potencias mundiales y de la revolución genética, social y laboral.
Si nos centramos en el mundo laboral, entre los puestos de trabajo del año 2025 habrá programadores, pero también granjeros urbanos, especialistas en energías alternativas, cuidadores de la tercera edad o docentes. Se hace mención a un mundo que será más tecnológico, sí, pero también más igualitario, diverso, conectado y democrático. Y eso, lejos de preocuparnos, sólo puede sacarnos una sonrisa, porque abre a los estudiantes un mundo de oportunidades.
Tenemos que ir más allá de la tecnología en nuestro análisis de los aprendizajes necesarios en el aula. La tecnología por sí misma no es suficiente, y además nos obliga a desarrollar nuestra faceta más humana. La pregunta que me hice tratando de encontrar la clave de la transformación educativa cuando arranqué con el proyecto KIMPLE fue: ¿supone la robótica, tal y como se plantea hoy en las escuelas, disrupción? Desde mi punto de vista, no lo suficiente.
El siglo XXI abre también el concepto de exponencialidad. Se aplica a todas las facetas de nuestra vida y nos obliga a aprender constantemente, como garantía para no quedar excluidos de un entorno que evoluciona permanente e implacablemente.
A través de nuestro proyecto educativo KIMPLE creamos un ecosistema de aprendizaje que se construye sobre 3 pilares necesariamente interconectados y en equilibrio entre hard y soft skills, con la voluntad de desarrollar la capacidad de aprender a aprender y de aprender en sociedad:
- Ciudadanía global, para entender el mundo de hoy, con sus desafíos y oportunidades.
- Espíritu emprendedor, para desarrollar una actitud positiva y protagonista ante los desafíos que nos plantea la vida.
- Alfabetización digital y lógica computacional para aprender de la tecnología para la vida.
El siglo XXI no es sólo el siglo de los robots, es el de la humanidad y la inteligencia colectiva, y un mundo de oportunidades para nuestros jóvenes.
Que también sea el siglo de la revolución educativa.