Tras la revolución que vivió nuestro status quo durante los últimos meses obligándonos a romper repentinamente y sin “periodo de prueba” con nuestro modelo de trabajo, las empresas han llegado a ese punto de inflexión crítico para “su supervivencia”. ¿Seremos capaces de adaptarnos y tomar decisiones ahora que hemos vuelto a la oficina? ¿Tenemos una organización inteligente y adaptable? Porque, el futuro del trabajo ya está aquí. Es ahora.
Durante este periodo convulso en que nos tuvimos que adaptar a una nueva realidad y construir nuevas dinámicas en remoto ¿Qué hemos aprendido? ¿Para qué queremos volver a un modelo de hace 200 años? ¿Qué ha funcionado y qué podemos mejorar? ¿Cómo hacemos convivir la reapertura de las oficinas con las nuevas prácticas que pusimos en marcha y a las que nos hemos adaptado? ¿Qué demanda nuestro equipo?
Claramente hay una voz en la fuerza laboral que hoy clama por un nuevo modelo. No pide un adiós al mundo real por el mundo virtual. Esa voz pide flexibilidad, pide no volver a ese modelo que se ha quedado antiguo y pide aprovechar las plataformas y oportunidades del mundo actual para impulsar el talento y mejorar la productividad modificando nuestro modelo de trabajo. Esa voz pide racionalización y flexibilidad para poder desarrollarse mejor en función de las necesidades de cada uno.
El 70 % de los trabajadores quieren mayor flexibilidad
Según un estudio de Microsoft el 40 % de la fuerza laboral está considerando dejar su empleo actual, el 70 % de los trabajadores quieren mayor flexibilidad y el 66 % de las empresas están valorando cómo reinventarse para poner en marcha modelos de trabajo híbridos.
Por un lado hemos aprendido a confiar en el equipo en remoto, a trabajar por objetivos y medir por resultados y no por horas de presencia. Nos hemos dado cuenta de que la formación se puede hacer también online con excelentes resultados y muchas ventajas, que no a todos los profesionales les funciona el mismo horario de trabajo o que no hay fronteras ni distancias en el mundo online para colaborar y trabajar en equipos deslocalizados.
El trabajo remoto nos hace perder la fluidez en el networking y la espontaneidad del día a día
Por otro lado también hemos descubierto que necesitamos interacción con nuestros compañeros, que con el trabajo remoto al 100% perdemos también en muchos aspectos: nos resta sentido de pertenencia, perdemos fluidez en el networking, en la comunicación interpersonal y se genera cierta tendencia a volver a los “compartimentos estanco” porque perdemos contacto con otras áreas. Ya no hay cafés, almuerzos, pasillo, ni esa espontaneidad del día a día que también impacta en los resultados y en el bienestar.
Según un estudio de Cisco Systems, el 58% de los trabajadores espera en el futuro próximo, trabajar desde casa menos de ocho horas diarias. Es por tanto necesario un espacio que permita el contacto físico, los proyectos colaborativos y el intercambio formal e informal de ideas.
Para que esta transformación funcione debemos ser capaces de cambiar las prácticas propias de la era industrial que perviven, prácticas necesarias cuando no existían los medios tecnológicos ni la formación con la que contamos hoy, para generar organizaciones ajustadas a este nuevo entorno, dirigidas por líderes valientes, con visión de futuro, capacidad de adaptación y confianza en el equipo para impactar con el cambio de modelo necesario en los resultados y sobrevivir a ese futuro, que ya es presente.
Esta evolución hacia un modelo flexible no es teórica, es una opción en la que actualmente están embarcadas muchas empresas. Una evolución por la que empresas como Pepsi, Wella, LlaoLlao, Powernet o Yelmo están apostando por los espacios de coworking LOOM que ofrecen esa flexibilidad tanto para los profesionales como para las empresas.
¿Te sumas al cambio?